Archive for diciembre 2007

Presentación de Regla de Tres

jueves, 20 de diciembre de 2007 § 4


“El poeta, lo sabemos, no se hace solo. Sus lecturas, sus obsesiones, sus santos patronos de la poética, se van encargando de hacerle la vida menos escabrosa” dijo Margarito Cuellar al referirse a Regla de tres, de Javier Acosta, durante la presentación de las dos últimas ediciones de los libros ganadores del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde.
María Isela Sánchez Valadez, narradora zacatecana, moderó este evento que comenzó a las 19:00 horas en la Sala de la Bóveda de la Ciudadela del Arte. El poeta homenajeado durante esta primera edición del Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde, Stefaan van den Bremt, de origen belga, asistió a esta presentación en la que Genaro Huacal y Margarito Cuellar se encargaron de comentar los libros de Ricardo Solís –ganador en 2005- y Javier Acosta –ganador en 2006-.
El primero en tomar la palabra fue Genaro Huacal. Luego de agradecer la invitación y la presencia de los asistentes, manifestó su gusto por estar en esta ciudad. “Yo no regreso a Zacatecas, me quedo”, pues aquí encontró “un corazón que hace mucho tiempo no sentía”.
De Tonos de lo claro dijo que apenas tuvo el gusto de conocer a Ricardo Solís durante la presentación. Lo primero que vio en el libro fue “la sencillez y me recuerda mucho a Ramón López Velarde, sin la rima, sin la música de López Velarde, sin sus adjetivos. Son historias conversadas, si me lo permite Ricardo, con versadas, en versos”.
Se imaginó que el autor era joven, y eso le alegró porque “tiene toda una vida para afinar sus poemas.” En su lectura del texto, propuso el que se hiciera el ejercicio de poner los versos a renglón corrido, de modo que las historias contenidas en el libro funcionaran también como prosa poética.
Luego de leer algunos poemas, destacó “Desazón”, entre cuyas líneas encontró una de las partes más fuertes del libro, razón por la que, a decir de Genaro Huacal, Ricardo Solís fue acreedor del Premio Nacional de Poesía en 2005. “Ahí el poema se cumple, la poesía es eso, acepta todo siempre y cuando se cumpla”.
Después inició su participación Margarito Cuellar con el texto “Siete casas para Regla de tres de Javier Acosta”. Encontró desde el primer poema que había mucho que decir acerca del libro y lo dividió en diversas “casas” en las que reinan diferentes aspectos de la vida y del lenguaje.
“Hay en Regla de tres una métrica diseminada en líneas cortas que a paso de verso se van constituyendo en andamios. Andamios, columnas, techos con ritmo y dedicación. Un material que parece frágil pero visto en conjunto forma una casa, o varias, las casas de Javier Acosta conforman entonces una colonia de ritmos.”
Rescató las imágenes de poemas como “Taza de té de luna” en la que los elementos del cielo pueden beberse de un sorbo. El poeta lo hace a veces de pronto, a veces “a plazos rítmicamente razonados”. La luna de Javier Acosta es líquida, es para compartirse y se reparte.
Hay una casa dentro del poemario donde habitan bebedores de cualquier cosa menos de agua. Están envueltos en una oscuridad luminosa cuya puerta tiene una leyenda de Horacio que los justifica, que los arropa: “No pueden tener vida los poemas escritos por bebedores de agua.”
El título Regla de tres simboliza una operación compleja, hecha con fórmulas matemáticas que no son simples, a lo largo de todo el libro. Hay otra casa contenida en las páginas que tiene que ver “con el lenguaje, con conocimientos que se articulan y son la cara protectora del poema. El lenguaje es por una parte llano y retórico, coloquial aunque no hablamos así, so pena que nos juzguen locos.”
Los autores y personajes que Margarito Cuellar encontró en la escritura de Javier Acosta fueron Horacio, Li Po, Charles Simic, Sigmund Freud, Tom Waitts, Ulises, Penélope, Fernando Pessoa. El libro habla del amor, de uno “de cuerpo entero y presente; su nombre por ahora no es ausencia ni queja, aunque sí evocación, devoción, sorpresa, júbilo que se vuelve sentido figurado.”
El valor de Regla de tres es que es “una lectura fresca que se apoya en la tradición y la enriquece ofreciendo al lector un menú que atrae, porque aunque hable del amor y hace muchos años que se habla de este tema, Javier Acosta hace un renovación del mismo por la forma de cantarlo.”
Terminados los comentarios de los textos, Ricardo Solís y Javier Acosta leyeron una selección de poemas al auditorio. La música les acompañó como fondo, con la presencia del Soundtrack en el que Pablo Quezada en el saxofón y Jorge Rincón en los teclados, improvisaron algunas melodías para acompañar la lectura.

viernes, 14 de diciembre de 2007 § 1

Je suis le vent, sable, parfum?

Gran Gala de ópera: la historia de los "castrati"

jueves, 13 de diciembre de 2007 § 2


“No hay humano que pueda cantar tan divinamente. Es como si un ángel se hubiera apoderado de su cuerpo” dijo uno de los narradores al describir el talento de los “castrati” durante la obra “De monstruos y prodigios” y el público conoció de cerca la historia de estos cantantes muy apreciados en Europa durante más de tres siglos.

Los días 12 y 13 de diciembre, a las 20:00 horas, se presentó en el Teatro Calderón una Gran Gala de Teatro a fin de conmemorar el 175 aniversario de la Universidad Autónoma de Zacatecas. La obra está inspirada directamente en “La historia de los castrati” de Patrick Barbier; Jorge Kuri –fallecido en 2005-, adaptó el texto como “De monstruos y prodigios”.

Una gran cantidad de público ocupó los asientos del teatro mientras 7 actores en escena y 13 creativos ilustraron la vida de un cantante de ópera denominado “castrati” y a partir de él la de otros que fueron representativos en la historia musical de Francia e Italia desde el medioevo hasta los inicios del siglo XX.

Raúl Román fue en la obra “Jean Paré”; Gastón Yanes “Ambroise Paré”, Javier Medina “II virtuoso”, Kaveh Parmas “Sulaimán”, Edwin Calderón “Baldassarre Galuppi”, Miguel Ángel López “Quirón” y Luis Fernando Villegas “Napoleón Bonaparte”. Representaron en escena a tres narradores, un maestro pianista, un cantante “castrati”, un joven castrado por accidente, perseguidores y perseguidos.

Pese a la manera en que hoy día se perciba a la castración –generalmente desagradable-, durante cientos de años se consideró una práctica noble en la medida que convertía a niños de carne y hueso en “ángeles” capaces de conmover al mundo con su voz, la cual, escuchándose sin conocer al emisor, podía confundirse con la de una mujer, un hombre y un niño al mismo tiempo.

El proceso de selección para que un niño estudiara en una escuela de música como “castrati” era arbitrario. Generalmente se buscaban entre la gente de campo; los padres enviaban a uno de sus hijos para mantener al resto, ya que, una vez convertidos en cantantes, eran muy apreciados sobre todo por las cortes reales y las iglesias, y recibían beneficios en abundancia, entre ellos los económicos.

Un mito destapó “De monstruos y prodigios” durante sus dos presentaciones en Zacatecas: la castración no impidió una vida plena a quienes se les practicaba. Incluso los “castrati” se consideraron perfectos donjuanes porque podían aparejarse tanto con hombres como con mujeres y en ellos no se veía el peligro de un embarazo. Seres perfectos, divinos, sobre el escenario despertaron pasiones en todo aquel que los escuchaba.

El debate comenzó en la época de la Ilustración: los “castrati” ¿eran artistas prodigiosos o seres monstruosos que desafiaban los mandatos de la naturaleza? En la obra teatral, fueron los Enciclopedistas Rousseau y Voltaire quienes renegaron de las orquidectomías practicadas con finalidades “superfluas”.

Italia acogió a los “castrati”, pero en Francia fueron perseguidos y eliminados poco a poco, sustituyéndose por las “primadonnas”. “El último gran castrado”, también conocido como “El ángel de Roma”, fue Alessandro Moreschi, quien en 1904 permitió que se hicieran experimentos con su voz, incluso hasta el grado de quitarse los testículos. Moreschi falleció en 1915 y a partir de esa fecha la mayoría de los cantantes que quieren alcanzar los mismos tonos lo consiguen mediante fuertes técnicas vocales, aunque hay casos donde los accidentes, las enfermedades o la naturaleza de los cuerpos provocan "castratis" a edad temprana.

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