Hacia adentro: una lucha a muerte con lo indecible.
El corazón oprimido y un deseo desesperado por saciar mi libertad.
No la de los cuerpos confundidos, aparentemente generosos, ni la del desperdicio en el tiempo, sino la del PODER DECIR.
En esta ruta (así debe ser) camino sola, descalza, procurando las piedras venenosas.
Desconozco aún el punto de llegada.
No la de los cuerpos confundidos, aparentemente generosos, ni la del desperdicio en el tiempo, sino la del PODER DECIR.
En esta ruta (así debe ser) camino sola, descalza, procurando las piedras venenosas.
Desconozco aún el punto de llegada.
Extraordinario...
...un abrazo.
Gracias por no olvidarte de este tu blog. Un abrazo fuerte.