Archive for 2007

Presentación de Regla de Tres

jueves, 20 de diciembre de 2007 § 4


“El poeta, lo sabemos, no se hace solo. Sus lecturas, sus obsesiones, sus santos patronos de la poética, se van encargando de hacerle la vida menos escabrosa” dijo Margarito Cuellar al referirse a Regla de tres, de Javier Acosta, durante la presentación de las dos últimas ediciones de los libros ganadores del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde.
María Isela Sánchez Valadez, narradora zacatecana, moderó este evento que comenzó a las 19:00 horas en la Sala de la Bóveda de la Ciudadela del Arte. El poeta homenajeado durante esta primera edición del Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde, Stefaan van den Bremt, de origen belga, asistió a esta presentación en la que Genaro Huacal y Margarito Cuellar se encargaron de comentar los libros de Ricardo Solís –ganador en 2005- y Javier Acosta –ganador en 2006-.
El primero en tomar la palabra fue Genaro Huacal. Luego de agradecer la invitación y la presencia de los asistentes, manifestó su gusto por estar en esta ciudad. “Yo no regreso a Zacatecas, me quedo”, pues aquí encontró “un corazón que hace mucho tiempo no sentía”.
De Tonos de lo claro dijo que apenas tuvo el gusto de conocer a Ricardo Solís durante la presentación. Lo primero que vio en el libro fue “la sencillez y me recuerda mucho a Ramón López Velarde, sin la rima, sin la música de López Velarde, sin sus adjetivos. Son historias conversadas, si me lo permite Ricardo, con versadas, en versos”.
Se imaginó que el autor era joven, y eso le alegró porque “tiene toda una vida para afinar sus poemas.” En su lectura del texto, propuso el que se hiciera el ejercicio de poner los versos a renglón corrido, de modo que las historias contenidas en el libro funcionaran también como prosa poética.
Luego de leer algunos poemas, destacó “Desazón”, entre cuyas líneas encontró una de las partes más fuertes del libro, razón por la que, a decir de Genaro Huacal, Ricardo Solís fue acreedor del Premio Nacional de Poesía en 2005. “Ahí el poema se cumple, la poesía es eso, acepta todo siempre y cuando se cumpla”.
Después inició su participación Margarito Cuellar con el texto “Siete casas para Regla de tres de Javier Acosta”. Encontró desde el primer poema que había mucho que decir acerca del libro y lo dividió en diversas “casas” en las que reinan diferentes aspectos de la vida y del lenguaje.
“Hay en Regla de tres una métrica diseminada en líneas cortas que a paso de verso se van constituyendo en andamios. Andamios, columnas, techos con ritmo y dedicación. Un material que parece frágil pero visto en conjunto forma una casa, o varias, las casas de Javier Acosta conforman entonces una colonia de ritmos.”
Rescató las imágenes de poemas como “Taza de té de luna” en la que los elementos del cielo pueden beberse de un sorbo. El poeta lo hace a veces de pronto, a veces “a plazos rítmicamente razonados”. La luna de Javier Acosta es líquida, es para compartirse y se reparte.
Hay una casa dentro del poemario donde habitan bebedores de cualquier cosa menos de agua. Están envueltos en una oscuridad luminosa cuya puerta tiene una leyenda de Horacio que los justifica, que los arropa: “No pueden tener vida los poemas escritos por bebedores de agua.”
El título Regla de tres simboliza una operación compleja, hecha con fórmulas matemáticas que no son simples, a lo largo de todo el libro. Hay otra casa contenida en las páginas que tiene que ver “con el lenguaje, con conocimientos que se articulan y son la cara protectora del poema. El lenguaje es por una parte llano y retórico, coloquial aunque no hablamos así, so pena que nos juzguen locos.”
Los autores y personajes que Margarito Cuellar encontró en la escritura de Javier Acosta fueron Horacio, Li Po, Charles Simic, Sigmund Freud, Tom Waitts, Ulises, Penélope, Fernando Pessoa. El libro habla del amor, de uno “de cuerpo entero y presente; su nombre por ahora no es ausencia ni queja, aunque sí evocación, devoción, sorpresa, júbilo que se vuelve sentido figurado.”
El valor de Regla de tres es que es “una lectura fresca que se apoya en la tradición y la enriquece ofreciendo al lector un menú que atrae, porque aunque hable del amor y hace muchos años que se habla de este tema, Javier Acosta hace un renovación del mismo por la forma de cantarlo.”
Terminados los comentarios de los textos, Ricardo Solís y Javier Acosta leyeron una selección de poemas al auditorio. La música les acompañó como fondo, con la presencia del Soundtrack en el que Pablo Quezada en el saxofón y Jorge Rincón en los teclados, improvisaron algunas melodías para acompañar la lectura.

viernes, 14 de diciembre de 2007 § 1

Je suis le vent, sable, parfum?

Gran Gala de ópera: la historia de los "castrati"

jueves, 13 de diciembre de 2007 § 2


“No hay humano que pueda cantar tan divinamente. Es como si un ángel se hubiera apoderado de su cuerpo” dijo uno de los narradores al describir el talento de los “castrati” durante la obra “De monstruos y prodigios” y el público conoció de cerca la historia de estos cantantes muy apreciados en Europa durante más de tres siglos.

Los días 12 y 13 de diciembre, a las 20:00 horas, se presentó en el Teatro Calderón una Gran Gala de Teatro a fin de conmemorar el 175 aniversario de la Universidad Autónoma de Zacatecas. La obra está inspirada directamente en “La historia de los castrati” de Patrick Barbier; Jorge Kuri –fallecido en 2005-, adaptó el texto como “De monstruos y prodigios”.

Una gran cantidad de público ocupó los asientos del teatro mientras 7 actores en escena y 13 creativos ilustraron la vida de un cantante de ópera denominado “castrati” y a partir de él la de otros que fueron representativos en la historia musical de Francia e Italia desde el medioevo hasta los inicios del siglo XX.

Raúl Román fue en la obra “Jean Paré”; Gastón Yanes “Ambroise Paré”, Javier Medina “II virtuoso”, Kaveh Parmas “Sulaimán”, Edwin Calderón “Baldassarre Galuppi”, Miguel Ángel López “Quirón” y Luis Fernando Villegas “Napoleón Bonaparte”. Representaron en escena a tres narradores, un maestro pianista, un cantante “castrati”, un joven castrado por accidente, perseguidores y perseguidos.

Pese a la manera en que hoy día se perciba a la castración –generalmente desagradable-, durante cientos de años se consideró una práctica noble en la medida que convertía a niños de carne y hueso en “ángeles” capaces de conmover al mundo con su voz, la cual, escuchándose sin conocer al emisor, podía confundirse con la de una mujer, un hombre y un niño al mismo tiempo.

El proceso de selección para que un niño estudiara en una escuela de música como “castrati” era arbitrario. Generalmente se buscaban entre la gente de campo; los padres enviaban a uno de sus hijos para mantener al resto, ya que, una vez convertidos en cantantes, eran muy apreciados sobre todo por las cortes reales y las iglesias, y recibían beneficios en abundancia, entre ellos los económicos.

Un mito destapó “De monstruos y prodigios” durante sus dos presentaciones en Zacatecas: la castración no impidió una vida plena a quienes se les practicaba. Incluso los “castrati” se consideraron perfectos donjuanes porque podían aparejarse tanto con hombres como con mujeres y en ellos no se veía el peligro de un embarazo. Seres perfectos, divinos, sobre el escenario despertaron pasiones en todo aquel que los escuchaba.

El debate comenzó en la época de la Ilustración: los “castrati” ¿eran artistas prodigiosos o seres monstruosos que desafiaban los mandatos de la naturaleza? En la obra teatral, fueron los Enciclopedistas Rousseau y Voltaire quienes renegaron de las orquidectomías practicadas con finalidades “superfluas”.

Italia acogió a los “castrati”, pero en Francia fueron perseguidos y eliminados poco a poco, sustituyéndose por las “primadonnas”. “El último gran castrado”, también conocido como “El ángel de Roma”, fue Alessandro Moreschi, quien en 1904 permitió que se hicieran experimentos con su voz, incluso hasta el grado de quitarse los testículos. Moreschi falleció en 1915 y a partir de esa fecha la mayoría de los cantantes que quieren alcanzar los mismos tonos lo consiguen mediante fuertes técnicas vocales, aunque hay casos donde los accidentes, las enfermedades o la naturaleza de los cuerpos provocan "castratis" a edad temprana.

El oráculo de El principito

domingo, 14 de octubre de 2007 § 4

"Le hice notar al principito que los baobabs no son arbustos sino árboles grandes como iglesias y que aunque se llevara toda una manada de elefantes, la manada no acabaría ni con un solo baobab."


Antoine de Saint Exupery. El principito. Capítulo 5.

Poema XXXVI de Kenneth Rexroth

domingo, 30 de septiembre de 2007 § 5

"Estoy triste esta mañana.
La niebla era tan densa
Que no pude ver tu sombra
Cruzar frente a mi casa."

viernes, 21 de septiembre de 2007 § 2

Muere un artista y lo que se nos va para siempre es una forma irrepetible para comprender - sobre todo retratar- al mundo.

Tiempo de lecturas 1

martes, 18 de septiembre de 2007 § 0


Después de tantos años, no sé por qué siento que esta es la primera novela que he leído.

viernes, 14 de septiembre de 2007 § 3

"Si no tuviera la edad que tengo, quemaría todos mis libros e iría a sentarme como un mendigo en la puerta de tu casa. Sí, criatura mía, óyelo bien: como un mendigo, a la puerta de tu casa."

Enrique Peña
(leído en Los cuadernos de don Rigoberto de Mario Vargas Llosa)

La casa en el laberinto

lunes, 3 de septiembre de 2007 § 3


No soporto el abandono. Voy como esa Ariadna que usted dice, sí, soltando poco a poco mi hilo dorado para que me encuentren, pero lo que no sabe es que estoy pendiente de cuánto lo estiran, las presencias se miden así: si no jalan suficiente, el asunto deja de tener importancia. Le suelto unos metros más si se pierde, corro y a ver si me alcanza. Entienda que estoy huyendo de mi padre, entienda que el sólo hecho de ayudarle a usted para encontrarme es ya una traición que yo me hago. En el centro está el Minotauro. Rodeo temerosa el laberinto, usted sabe en el fondo que no deseo encontrarme con él, que quiero que usted venga, pero el laberinto es mi casa, entiéndalo así. No sé si pueda o no matar al monstruo, en esta parte de la historia es difícil tan sólo pensarlo. Si quiere entrar no suelte el hilo, aunque vaya lejos hágame saber que lo sigue, estírelo, mire que mis manos lo sufren todo, mire que mi corazón es de agua y está puesto en ellas siempre. Mire que camino, mire que el miedo facilita la decepciones profundas. Mire que soy como una niña. Necesito hechos y palabras. Lo que necesito es que me atiendan y me salven. Mire que me pierdo, mire que voy.

Insomnio

martes, 28 de agosto de 2007 § 5

Habrá que recurrir a los besos evaporados,
a las lunas rozándose en cada uno de ellos,
y luego, ahora si, tratar de dormirse.

Nahui Olin by Matías Santoyo

lunes, 27 de agosto de 2007 § 1


"¡Qué me importan las leyes, la sociedad, si dentro de mi hay un reino donde yo sola soy..!"
Nahui Olin

miércoles, 15 de agosto de 2007 § 2

"Soy dos, y ambos mantienen la distancia

-hermanos siameses que no están unidos."


Fernando Pessoa

El western es mejor que la vida

domingo, 12 de agosto de 2007 § 0


*Leído en la Feria del libro y la lectura en agosto del 2006, a propósito del número de la revista Tierra Adentro dedicado al cine


Por Ana Carolina Corvera García


¡Ay deseo, jamás te vuelvas realidad! Nemer Ibn


Basta una imagen, cualquier signo, para que llegue la sonrisa. Puede ser un solo hombre, de pantalones empolvados, pistolas al aire, un puro en la boca y el rumor de algunos estallidos. Puede agregarse otro elemento: un adversario que imite los movimientos del primero, pero con un gesto ineludible de villano. Alrededor la serenidad permanece aunque los hombres, dos forajidos, tomen posiciones de duelo y a uno le espere su muerte. A los felices testigos resta afianzar las manos para contener los impulsos y apretar los ojos, pero sin cerrarlos. Eso y disfrutar cada uno de los detalles que observa.


Seguramente para el Kid Bonachón y su archi enemigo el Malvado Vil, cada minuto es interminable, pero a quienes los miran del otro lado, sentados cómodamente en una sala y en completo anonimato, les invade el sopor de la certeza. A nadie le cabe duda: el héroe justiciero saldrá victorioso mientras el adversario muere, devolviendo así la paz a un pueblo olvidado, cuyas rutas se confunden con el polvo. A pesar de la desgracia ocurrida esta y cada vez que hay una historia western en el cine, permanece la sonrisa, porque se sabe que habrá un final. ¡Qué suerte! Esas cosas sólo pasan en las películas de vaqueros.


El cine es una estructura entretejida, donde cada elemento contribuye a nuestro pacto con la fantasía, desde la disposición adquirida una vez que elegimos la película, hasta el edificio poco habitual que nos da entonces el abrigo. Las salas de cine, antiguamente magnánimas, impregnadas de lujos arquitectónicos, elitistas; ahora llenas de colores chillantes, con fuente de sodas e incluso aires de tianguis dominical. Todo está dado para el encuentro; en este espacio es posible encontrar o redescubrir otros mundos, regresar en el tiempo, recorrer doscientas ciudades en pocas horas, encontrarse con otros o incluso con nosotros mismos.


Nos convertimos en presa fácil de lo que se proyecta. El cine permite conciliar otra faceta de nuestra vida, observarnos de lejos, que nos demos cuenta de las bondades o las penurias de nuestra existencia. Vemos a través de los ojos del otro cómo todo pude ser imperfecto, incluso horroroso, y con esta visión podemos justificar un profundo desencanto y una melancolía inagotable. O puede suceder al contrario, que otra mirada sea la que descifre la nuestra, y entendamos que el alma puede transformarlo todo, y así, que los momentos difíciles nunca fueron más que contratiempos de una vida maravillosa, llena de magia.


“No podemos vivir sin historias”, es esta la mejor justificación –y pretexto- para no abandonar el cine, se sostenga o no de fórmulas. Los gustos varían, pero lo cierto es que cada tipo de historia encierra sus bondades. Al cine de autor lo saboreamos sin certezas; aunque lo deseemos, es imposible la predicción. El film avanza, cada escena es un signo que nos invita al análisis, la interpretación. Vamos construyendo nuestra película conforme ella se devela ante nosotros. Y entonces, cada nuevo camino trazado es una incitación a cambiarlo todo en la construcción que teníamos apenas un segundo antes. Esa es la delicia.


En el cine denominado “de género” por otro lado, es posible presenciar un asesinato a sangre fría, al igual que los azares de una relación amorosa, y sufrirlos con calma, sí, sufrir serenamente. Sabemos de antemano que el camino irá, al fin, hacia algo seguro, que los personajes, luego de una vida tortuosa, se encontrarán y todo será diferente, tanto que se disolverán los malos ratos y eso nos contagia una promesa. El gozo es que estas películas nos atrapen, nos envuelvan, nos hagan sufrir con ellas, para después otorgarnos el descanso cuando todo termina.


El western, al igual que las comedias románticas, las películas de horror y las de suspenso, quizá los tipos de película más vistos, en su calidad de proyección y de pacto fantástico, son mejores que la vida porque representan el deseo. Son historias que quisiéramos o no vivir realmente, pero que de la voluntad no dependería vivirlas. En pantalla hay, casi siempre, situaciones inalcanzables que podríamos armar, posiblemente, si alguien se dedicara a captarnos para editar los mejores fragmentos y convencernos a nosotros y a los otros de que es eso nuestra vida. Pero en la imposibilidad está el encanto, la situación sería distinta si todos tuviéramos una vida como las que se cuentan los films.


El cine es un arte de gran belleza: nos ofrece, además de sus recursos, la captura de un instante. Ese retrato nos envuelve porque muestra el fragmento con mayor emoción, depurando de lo que nos pudiera ser irrelevante. Se trata de presenciar los detalles más significativos en la vida de los protagonistas, para compartir o incluso doblar las emociones que atraviesan ellos. Así, aunque nos adviertan la mediocridad del personaje, seremos testigos del minuto exacto en que se transforma, y disfrutaremos la metamorfosis junto a él, con la satisfacción de haberle reconocido antes de que llegara su golpe de suerte.


En su edición agosto-septiembre de 2006, la revista Tierra Adentro dedica sus páginas a los quehaceres del cine, y en cada línea se guardan los nombres y las perspectivas de jóvenes promesas, así como de investigadores experimentados, no sólo en el área del cine, también de las artes plásticas y de la literatura, quienes nos describen el universo que hay tras la pantalla grande, nos hablan de los elementos que lo constituyen, de su impacto, de las emociones que pueden provocarnos, e incluso nos develan secretos de la expresión cinematográfica en tanto arte, y de nosotros mismos, revelándonos qué es lo que involucramos cada vez que asistimos a una sala.


Son los expertos quienes nos caracterizan las mejores películas, a juicio las desgajan y las clasifican, para luego voltear el rostro y enseñarnos cómo hacer lo mismo sin sufrir en el intento. El critico, por su parte, nos confiesa sus rutas, sus decisiones y enemistades, y habla de cómo es que ha forjado su personalidad, siempre en función de su trabajo. Los investigadores se colocan ahora del otro lado para comprender al espectador, y remitirnos a experiencias compartidas. En la sección de fotografía, se nos ofrece un reencuentro con esos palacios donde nuestros padres y nuestros abuelos vieron su primera película, posiblemente uno de esos palacios sea el lugar donde se conocieron. La intimidad está en cada parte de esta revista.


Placer es la palabra que ahora nos remite al cine, y es también el mejor adjetivo de este número Tierra Adentro. Está el placer –y el reto- de recordar cuál fue nuestra primera película, el placer de meditar nuestras experiencias sobre el cine y el de ver el film a través de los ojos de otros, porque ahí estamos, muchas veces, nosotros mismos. Es esa belleza a la que responde la creación cinematográfica que nos conmueve; encontramos a los autores en ese lugar, compartiendo sus deseos para que veamos los nuestros reflejados en la pantalla. Y nosotros permanecemos en la búsqueda y la construcción de lo que somos y lo que queremos cada vez que presenciamos algo, con ese ánimo del vouyerista que disfruta sin tocar, atravesando la mirada en un momento que no es suyo, pero que al contemplarlo, de muchos modos ya le pertenece. Es indudable que cada película tiene mucho de nosotros o viceversa, porque nos refleja silenciosa y sonriente, aunque apenas le hayamos conocido.


Acudir al cine es un encuentro constante con lo que no podremos vivir, y en ese ínter hay un diálogo entre los autores y su público, en la medida que las películas reflejan, de mayor a menor grado, los deseos de unos y otros. Se plantea un deseo desde que nace, y se vuelve otro cuando la película es observada. Ahí radica el encanto. El ánimo del vouyerista que disfruta sin tocar, sólo inmiscuyéndose, atravesando la mirada en la casa del vecino, para ver algo que no es suyo, pero que al contemplarlo, de algún modo también le pertenece. En este sentido el cine se acerca y aleja de nosotros mismos, primero porque representa un deseo que responde a nuestra intimidad, y luego porque es en la proyección donde nos podemos ver reflejados, en una especie de desdoblamiento, para darnos cuenta de cómo marchan nuestras vidas.

Su boca libre

domingo, 22 de julio de 2007 § 2




ayer
su boca
era
la única
libre
de silencios

hoy no
la reconozco

lunes, 16 de julio de 2007 § 2

Je sais: vous lisez à moi , qui est vous?

Diario de sueños 3

§ 0


Él manejó a toda velocidad, como acostumbraba. Andaba vestido de cuero, yo creo que por eso tanta valía.

Mi hermana y yo sentimos el peligro y en algún punto nos bajamos. Caminamos todos esos kilómetros rumbo a la meta pero en un punto nos bajamos a mirar cómo él seguía solo. Al auto lo vimos caminar desde el mapa. Sólo avanzaba de forma vertiginosa sin que a nuestros ojos le pasara nada.

Luego dejamos de estar pendientes y sentímos un homirgueo en la mejilla. Se nos hinchó a las dos el rostro del mismo lado. De inmediato volvimos la cara: el auto se impactó en la carretera. Eso quería decir que seguíamos dentro, viajando con él, pero al mismo tiempo estábamos lejos.

Se estacionó el auto detrás y vimos al conductor bajando un poco desconcertado por el golpe, quizá también por la evidencia de nuestro accidente, pero él estaba intacto. Adelantó el paso hacia nosotras y rascándose la cabeza caminó sereno después de todo.


Al final ya no comprendo si la tragedia es cierta.
¿Alguien me lo dice?

Diario de sueños 1

miércoles, 11 de julio de 2007 § 2


Me preguntaba cuánto vivió la mujer de aquel vestido, de este y del otro. Entresacaba los faldones viejos, colgados entre maderas aceitosas de quién sabe qué sitio.

-Dígame quién estuvo antes aquí, dígame quién dejó aquí estos vestidos.

Nadie contestaba, me seguían con los ojos, pero no hablaron.

-Dígame si vale más esta tela o la otra, si vale más esté momento que el otro. Si vale más este tiempo o cuando no existian estos vestidos o cuando dos mujeres distintas se los pusieron para trabajar en la fábrica o salir de la cárcel.

Una voz anónima contestó:

-No importa lo que sea o no el vestido. Este momento no existe. Imagina a esas mujeres antes y después de tu visita. Imagina cómo saltan, cómo salen corriendo y hacen su vida fuera del mundo.


Lo que no sabía la voz en el sueño es que fui a dormir con una pregunta.

Arteria con estenosis

sábado, 7 de julio de 2007 § 0


Y cada día aprendo a estar más solo

aunque en el fondo una arteria se resista

A veces y sólo a veces

lunes, 2 de julio de 2007 § 3


llegan días como este y lo que ves es lo único cierto.
*Pintura de Georgia O'Keefe

Negro y blanco

miércoles, 13 de junio de 2007 § 3




"Los momentos son como bastones: mitad blancos y mitad negros.
No ordenes tu vida por medio de dibujos hechos con las mitades blancas.
Pues encontrarás en seguida los dibujos hechos con las mitades negras.
Que cada negrura esté atravesada por la espera de la blancura venidera."

El libro de Monelle. Marcel Schwob



Negro y blanco.
La desilusión y la espera.
así pasa en el vacío,
también en los llantos decisivos,
en las líneas moribundas
de este animal en llamas.

Excelente fotografía de http://www.afondo.org/

Recuerdo para un 23 de octubre

miércoles, 6 de junio de 2007 § 5


"Mi memoria vela el cadáver de la que fui. Voz de la violada alzándose en la medianoche. A pesar de mis cualidades de humorista digo que una infancia ultrajada merece el más grave de los silencios."


Diarios. Alejandra Pizarnik

viernes, 18 de mayo de 2007 § 2


Y es que jamás hay que descartar esa otra cara. También los zopilotes y los cuervos atienden a algo superior cuando comen carroña.
*Pintura: "La muerte de Sardanápalo". Eugène Delacroix (1798-1863)

Retorno

jueves, 3 de mayo de 2007 § 3


¿Hacia dónde irse?
¿Alguien sabe cómo huir de tanto nadie?

martes, 6 de marzo de 2007 § 7

Por razones de melancolía y de cansancio, este blog estará de vacaciones por tiempo indefinido...

Un libro que debe leerse

domingo, 25 de febrero de 2007 § 2


¿Qué pasaría si de pronto el mar se revelara como el baúl de todas las respuestas? ¿Si de pronto existiera la posibilidad de que el azul profundo de los océanos albergara al mismo tiempo descubrimientos y olvido? Alessandro Baricco, autor de la novela Océano mar, nos señala un punto ubicado en cualquier parte, donde la arena y la brisa rodean la posada Almayer, un lugar suspendido encima de una pendiente rocosa en cuyo centro se experimenta siempre un ambiente marítimo. Ahí, como inquilinos del paraíso, se encuentran un sacerdote con la fe quebrantada, una jovencita con el alma tan delicada como un trozo de seda, una mujer hermosísima que disfruta viendo el paso de los días como un recuerdo y tres niños sabios que no revelan su identidad, pero que están ahí, detrás de cada uno de los personajes para responder a cualquier pregunta sobre el mar. Todos necesitan curarse del mundo, y así, entre el vértigo de las tormentas y el sopor que provoca el agua salada, la existencia dentro de Almayer se convierte en una realidad extrema, parecida, no obstante, al ritmo que tienen los sueños. En ese lugar también se encuentran Mr. Bartleboom, un investigador ingenuo que se propone definir el principio y fin de todas las cosas, y Plasson, un pintor renombrado que está harto de los retratos de burgueses y decide abandonar una vida de lujos para irse buscando los ojos del mar, la esencia. Los dos hombres, conducidos hacia el mar por cuestiones laborales en un principio, se ponen en contacto con sus historias profundamente, y luego, aún lejos del océano, el sonido de las olas marcará continuamente sus pasos hasta que finalicen sus vidas. De factura reciente, Océano mar es una de las novelas más importantes de su autor, Alessandro Baricco. Nacido en Italia en 1958 y fundador de un exitoso taller literario, alcanzó el éxito con Seda, una novela premiada en varias ocasiones. Desde ahí la producción de Baricco es siempre motivo de espera entre el público lector, pues su propuesta no es como otra en la actualidad. Se trata de textos bellamente esculpidos a modo de prosa poética, y entonces, página tras página, se construye la extensión de una novela; en Alessandro Baricco la novela es igual a una poesía en fragmentos largos y es por esta característica que todas las propuestas en Océano mar tienen aroma de verdades, el texto alcanza un tono aforístico. Un libro que vale la pena leer y volver a hacerlo, buscando cada vez nuevas pistas y descubriendo por fin cómo encontramos los ojos del mar y cómo es que la vida puede impresionarnos si nosotros atendemos a su llamado.



Ficha bibligráfica:
Baricco, Alessandro. Océano mar. Trad. Xavier González Rovira y Carlos Gumpert. 4ª edición. Ed. Anagrama. Barcelona, 2005.

La deuda que tiene el mundo

domingo, 11 de febrero de 2007 § 1




"Aguante usted el ser calificada de nerviosa. Pertenece usted a esa familia magnífica y lamentable que es la sal de la tierra. Todo lo grande que conocemos nos viene de los nerviosos. Ellos y no otros son quienes han fundado las religiones y han compuesto las obras maestras. Jamás sabrá el mundo todo lo que se les debe, y sobre todo lo que han sufrido ellos para dárselo."



Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, III.

La deuda que tiene el mundo

lunes, 5 de febrero de 2007 § 0





"Aguante usted el ser calificada de nerviosa. Pertenece usted a esa familia magnífica y lamentable que es la sal de la tierra. Todo lo grande que conocemos nos viene de los nerviosos. Ellos y no otros son quienes han fundado las religiones y han compuesto las obras maestras. Jamás sabrá el mundo todo lo que se les debe, y sobre todo lo que han sufrido ellos para dárselo."

Marcel Proust. En busca del tiempo perdido, III.

Rudimentos de una poética

§ 1


El lenguaje me sirve para descifrar mi pensamiento. Me comunico con otros o conmigo misma y la necesidad persiste: encontrar las palabras y definir aquellas cosas que pasan por mi mente al tiempo que se halla el mejor orden para evocar a la memoria. El lenguaje me ayuda a externar lo que de otro modo quedaría en el silencio
Dice Rainer María Rilke en sus cartas que casi todo lo que vivimos pertenece al reino de lo indecible. Existen aún muchas sensaciones aún no descritas, aunque a todo el mundo le hubiesen sacudido alguna vez los huesos. Posiblemente no faltan las palabras sino la forma más cercana para referirse a lo no dicho, para eso -lo podemos constatar en la obra rilkiana- se requieren grandes esfuerzos, pues hacer un hallazgo tan profundo que concierna a la vida humana en el que se traduzca un sentimiento que aún no se nombraba, es un acto que pertenece por excelencia a los poetas, verdaderos conocedores de las emoción.
Yo no pretendo con esto hacer labores de escritor, sino que aspiro a conocerme a mi misma y a mis posibilidades con el lenguaje porque sé que gran parte de mi aún pertenece a los silencios. Quisiera un día, por supuesto, alcanzar un dominio sobre el lenguaje y utilizarlo en la escritura, esa es una de mis metas, pero la realidad es que entre más se avanza en el conocimiento y más se comprende la dificultad del idioma español, menos esperanzas se tienen de alcanzarlo, pero creo que esa especie de “angustia” es el elemento necesario para no desertar y obtener buenos resultados.
La meta es empezar con mis propios silencios, arrancarles lo que sea posible, siempre a favor de mi comunicación interna y la que tengo con los demás. Si se habla de lo inaprensible, quizá las palabras sean entre todo la única certeza y el buen uso de ellas puede servirnos como una herramienta “práctica” para adquirir y transmitir conocimiento, sea cual sea su naturaleza. Es para esto, para darle batalla al silencio y robarle un poco de música, para lo que me sirve el lenguaje.


Vida, obra y muerte del pájaro que con la pata izquierda le da vueltas al mundo

jueves, 18 de enero de 2007 § 3


Lo descubrió por accidente, ritmos del corazón guían su pata izquierda. Un dos tres, un dos tres, y un espasmo revierte el ruido y el silencio. Invade la música.

El pájaro rie de quienes observan las estrellas, no entiende la astronomía. Un desliz de su pata en la entraña polar y ya está, el mundo gira. Eje igual a pata y rotación.

Ahora hay tres notas de charleston en sus dedos. La tierra baila ese compás. El movimiento es ritual de alegría y nadie sabe a dónde irá el mundo si un latido se detiene; nadie sabe qué será del mundo cuando la música y el pájaro recuerden que existe la pata diestra.

Imagen tomada de www.arteuy.com.uy/CaubarrereO/odile21328g.htm

Apocalipsis

lunes, 8 de enero de 2007 § 4


Ata un cordón al remolino

que maquilla el tiempo



¿se romperá?







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