Los higos pintados

jueves, 14 de octubre de 2010 § 0



Mimo V. Esta jarra llena de leche, le será ofrendada a la pequeña diosa de mi higuera. Derramaré todas las mañanas leche nueva, y, si place a la diosa, llenaré la jarra de miel o vino puro. Así la honraré desde la primavera hasta el otoño; y si una tempestad rompe la jarra, compraré otra en el mercado de alfareros, aunque la arcilla esté cara este año.

En recompensa, le ruego a la pequeña diosa que cuide la higuera en mi jardín para que cambie el color de los higos. Eran blancos, sabrosos y azucarados, pero Iolé está hastiada. Ahora desea higos rojos, y jura que serán mejores.

No es natural que una higuera de higos blancos produzca higos rojos en el otoño, sin embargo Iolé lo quiere. Si he sido devoto con los dioses de mi jardín; si les he trenzado coronas de violetas y vertí jarros llenos de vino y de leche; si para ellos sacudí adormideras a la hora en que el sol besa lo más alto de mis paredes entre nubes de moscardones que toman el aire de la noche; si soy digno de su amistad por mi religión, haz florecer tu higuera ¡oh!, diosa, para que dé higos rojos.

Si no me escuchas, no cesaré de honrarte con jarras nuevas, pero me veré obligado a levantarme al alba, en la estación de los frutos, para abrir sutilmente todos los higos nuevos y pintar su interior con la buena púrpura de Tiro.

Marchel Schwob. Mimos. FCE. 1988


(Cuánto deseo regresar el tiempo, entrometerme en los sueños de Schowb y escribir, antes que él, este hermoso texto)

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