
Quisiera tener en mis manos la palabra o el gesto, saber el movimiento, la ruta exacta entre yo misma y tu dolor. He dicho mil veces que lo entiendo, que mi corazón lo ha pasado varias veces. Ahora sé que he dicho una mentira. Nuestros llantos jamás son del mismo color, son tan diferentes como nuestas vidas. No volveré a decir entiendo sin proveerte de doscientos abrazos, cincuenta veladas bajo la lluvia y veinticuatro horas de nuevas confesiones. No diré palabras sobre alguna tristeza hasta no dejar en ella mi paz.
A ti, que me dejas existir en las sombras, niño memoria, un abrazo rotundo, con la mano abierta y los ojos cerrados.
A ti, que me dejas existir en las sombras, niño memoria, un abrazo rotundo, con la mano abierta y los ojos cerrados.
gracias Niña Numen
Que bonita entrada!
Un abrazo.
Profundamente belo.
(como bela é a amizade.)